Me quieren comprar

¿Se acuerdan de aquel día que les dije que mi papá me dijo lo que me dijo, que por no decirme más feo me dijo autista?

Ah, bueno; y supongo que también se habrán dado cuenta que últimamente soy un ser bién corajudo, trompudo, berrinchudo, caprichudo, exagerado, egocéntrico y rencoroso.

Y entonces, así de sensible que ando, más la ofensa recibida y más lo que se me acumula por azares del destino, pues he estado con unca cara de pocos amigos, sobre todo con mis papás.

Digo, normalmente no les dirigía la palabra, y ya enojado pues tampoco, lo cual no hacía una gran diferencia en el cambio de actitud, pero por lo menos ahora ya tengo una razón.

Me parece que mi papá que como que se dió cuenta de que andaba especialmente enojado, y me parece que, acertadamente, lo relacionó con sus palabras "emotivas" en aras de ayudarme con mi "enfermedad" y por lo tanto como que se quiso portar muy magnánimo y así de buenas a primeras le dió por comprarme una computadora.

A precio especial, por cierto, porque el novio de mi hermana (aquella que se dió a la fuga hace algunos meses) se la vendió, pero sí es muy irregular que haya querido comprar una cuando yo hacía varios años lo trataba de convencer con que comprara otra más nuevecita.

Por eso digo yo que me quiere comprar. Además yo no tenía mucho interés en que la comprara, y se lo hice notar, y, porque a pesar de que esta computadora que estoy usando es una verdadera chatarra, por el momento no necesito más (lo más avanzado que hago es escribir en este blog).

La pregunta es: ¿Me voy a dejar comprar?

Ah, gran pregunta. Hasta ahora he resistido el llamado sirenezco de la tecnología. Llegó mi hermana , con su novio y con la computadora y me hice el digno y tarde mucho rato en bajar a saludarlos; de hecho, bajé porque ya no aguantaba el hambre.

Y sigo fingiendo como que no quiero una computadora nueva, nomas' la ví de reojo y ni he preguntado qué es, ni para quién, ni qué procesador tiene, ni por qué tiene un monitor tan hermoso y tan bonito... claro, ya se me cuecen la habas por saber, pero eso solo ustedes lo saben.

El chiste es que mi orgullo se resiste a anunciar públicamente que ya ansio, quiero y deseo la computadora, pero no quiero dejar de estar enojado con mis papás, sigo todavía encorajinado; claro, nadie les garantizó que yo me iba a poner de buen humor con el regalo, así que puedo recibirlo y seguir enojado. Un trato justo ¿no?

Y pues ese es mi dilema existencial en este preciso momento.
(Sí, sé que es una tontera, pero que le vamos a hacer; así son los problemas de este lado del río)